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Introducción:

En el artículo “El Samurai tras la espada” se nos contaba que en el siglo XIV, los campos del Japón eran auténticas carnicerías sin límites. Para el samurai la derrota era inaceptable, no existían unas artes marciales delicadamente pulidas, y en el campo de batalla había que aprovechar cualquier oportunidad. Las formas no importaban en la guerra, se trataba simplemente de sobrevivir y vencer. No hacían prisioneros, al menos no completamente, pero las cabezas eran significativas e incluso mostraban como las actividades más espeluznantes iban a ser reguladas.

Frente a este caos de muertes, cuya meta era matar y no ser matado, había que hacer normas. En ese momento comienza los primeros albores de lo que sería el nacimiento del “El Camino del Guerrero”, lo que más tarde se convertiría en un código llamado “El Bushido”.

El Bushido surge en Japón como un “protocolo de guerra” antes las cruentas batallas que se daban lugar entre los feudos y también debido a la guerra civil en la que se sumergía este gigante. El Bushido fue traducido literalmente como “El Camino del Guerrero”, se desarrolló en el Japón del siglo IX – XII, entre las eras Heian y Tokugawa. Era un modo de vida y un código para el samurai, una clase de guerreros semejante a la de los caballeros medievales de Europa.

Estaba influenciado por el Zen y el Confucionismo, dos escuelas de pensamientos diferentes de esos períodos. El Bushido pone el énfasis en: “la lealtad, el autosacrificio, justicia, sentido de la venganza, modales refinados, pureza, modestia, frugalidad (templanza o moderación), espíritu marcial, honor y afecto”.

El Código de Bushido

El Código del Bushido lo rigen 7 principios, la guía moral de los samuráis de Rokugan. Siguiendo estos 7 principios se anuncia: “Sed fieles a él y vuestro honor crecerá. Rompedlo, y vuestro nombre será denostado por las generaciones venideras”.

1. GI – HONRADEZ Y JUSTICIA.

Sé honrado en tus tratos con todo el mundo. cree en la justicia, pero no en la que emana de los demás, sino en la propia tuya. Para un auténtico samurai no existen las tonalidades de gris en lo que se refiere a honradez y justicia. Sólo existe lo correcto y lo incorrecto.

2. YU – VALOR HEROICO.

Álzate sobre las masas de gentes que temen actuar. Ocultarse como una tortuga en su caparazón no es vivir. Un samurai debe tener un valor heroico. Es absolutamente arriesgado. Es peligroso. Es vivir la vida de forma plena, completa, maravillosa. Es coraje heroico no es ciego. Es inteligente y fuerte. reemplaza el miedo por el respeto y la precaución.

3. JIN – COMPASIÓN.

Mediante el entrenamiento intenso el samurai se convierte en rápido y fuerte. No es como el resto de los hombres. Desarrolla un poder que debe ser usado en bien de todos. Tiene compasión. Ayuda a sus compañeros en cualquier oportunidad. Si la oportunidad no surge, se sale de su camino para encontrarla.

4. REI – CORTESÍA.

Los samuráis no tienen motivos para ser crueles. No necesitan demostrar su fuerza. Un samurai es cortés incluso con sus enemigos. Sin esta muestra directa de respeto no somos mejores que los animales. Un samurai no solo recibe respeto por su fiereza en la batalla, sino también por su forma de tratar a los demás. La auténtica fuerza interior del samurai se vuelve evidente en tiempos de apuros.

5. MEYO – HONOR.

El auténtico samurai sólo tiene un juez de su propio honor, y es él mismo. “Las decisiones que tomas y cómo las llevas a cabo son un reflejo de quién eres en realidad”. No puedes ocultarte de ti mismo.

6. MAKOTO – SINCERIDAD ABSOLUTA.

Cuando un samurai dice que hará algo, es como si ya estuviera hecho. Nada en esta tierra lo detendrá en la realización de lo que ha dicho que hará. No ha de “dar su palabra”. No ha de “prometer”. El simple hecho de hablar ha puesto en movimiento el acto de hacer. Hablar y Hacer son la misma acción.

7. CHUGO – DEBER Y LEALTAD.

Para el samurai haber dicho o hecho “algo”, significa que ese “algo” le pertenece. Es responsable de ello y de todas las consecuencias que le sigan.

Un samurai es intensamente leal a aquellos bajo su cuidado. Para aquellos de los que es responsable, permanece firmemente fiel.

Las palabras de un hombre son como sus huellas, puedes seguirlas donde quiera que él vaya. Cuidado con el camino que sigues.

El Credo del Samurai

No tengo parientes, yo hago que el Cielo y la Tierra lo sean.
No tengo hogar, yo hago que el Tan Tien lo sea.
No tengo poder divino, yo hago de la honestidad mi poder divino.
No tengo medios, yo hago mis medios de la docilidad.
No tengo poder mágico, yo hago de mi personalidad mi poder mágico.
No tengo cuerpo, yo hago del estoicismo mi cuerpo.
No tengo ojos, yo hago de relámpago mis ojos.
No tengo oídos, yo hago de mi sensibilidad mis oídos.
No tengo extremidades, yo hago de la velocidad mis extremidades.
No tengo leyes, yo hago de mi auto-defensa mis leyes.
No tengo estrategia, yo hago de lo correcto para matar y de lo correcto para restituir la vida mi estrategia.
No tengo ideas, yo hago de tomar la oportunidad de antemano mis ideas.
No tengo milagros, yo hago de las leyes correctas mis milagros.
No tengo principios, yo hago de la adaptabilidad a todas las circunstancias mis principios.
No tengo tácticas, yo hago del vacío y la plenitud mis tácticas.
No tengo talento, yo hago que mi astucia sea mi talento.
No tengo amigos, yo hago de mi mente mi amiga.
No tengo enemigos, yo hago del descuido mi enemigo.
No tengo armadura, yo hago de la benevolencia mi armadura.
No tengo castillo, yo hago de mi mente inamovible mi castillo.
No tengo espada, yo hago de mi NO mente mi espada.

Origen e Influencias

El Bushido procede del Budismo Zen, del Confucionismo y del Sintoísmo. La combinación de eses 3 escuelas de pensamiento y religiones han formado el código de los guerreros conocido como Bushido.

Del Budismo, el Bushido toma relación con el peligro y la muerte. El samurai no teme a la muerte, ya que creen, tal como el Budismo enseña, que tras la muerte se reencarnaran y volverán a vivir otra vida en la Tierra. Los samuráis son guerreros desde el instante en que se transforman en samuráis hasta el momento de su muerte, ellos no tienen miedo al peligro.

A través del Zen, una escuela del budismo, uno puede alcanzar el definitivo “absoluto”.

La meditación Zen enseña cómo concentrarse y alcanzar un nivel de pensamiento que no puede ser explicado con palabras. El “Zen” enseña cómo conocerse a sí mismo y no limitarte. El samurai utiliza esto como herramienta para desembarazarse del miedo, la inseguridad y, finalmente, los errores. Estas cosas podrían matarle.

El Sintoísmo, da al Bushido su lealtad y patriotismo. El Sintoísmo incluye la veneración a los ancestros, lo cual hace a la Familia Imperial la fuente de la nación. Esto da al Emperador una reverencia casi divina. Él es la representación del Cielo y la Tierra. Con semejante lealtad, el samurai se compromete con el Emperador y a su Daimyo (señor feudal), un samurai de mayor rango.

El Sintoísmo también proporciona la columna vertebral del patriotismo hacia su país, Japón. Ellos creen que la Tierra no está para satisfacer sus necesidades, “es la residencia sagrada de los dioses, los espíritus de sus antecesores...” La Tierra es cuidada, protegida y alimentada por un intenso patriotismo.

El Confucionismo proporciona sus creencias en las relaciones con el mundo humano, su entorno y su familia. Da importancia a las 5 relaciones morales entre Maestro y Siervo, Padre e Hijo, Marido y Esposa, Hermano Mayor y Hermano Menor, y entre Amigo y Amigo. Esto es lo que sigue el samurai; sin embargo, el samurai no está de acuerdo con muchos de los escritos de Confucio. Ellos creen que el hombre no debe sentarse y pasarse todo el día leyendo libros, ni estar escribiendo poesías todo el día, un intelectual especialista era considerado como una máquina. En vez de eso, el Bushido cree que el Hombre y el Universo fueron hechos para ser semejantes tanto en espíritu como en ética.

Junto con esas virtudes, el Bushido también sigue con sumo respeto la Justicia, la Benevolencia, el Amor, Sinceridad, Honestidad y el Autocontrol.

La justicia es uno de los principales factores en el código del samurai. Caminos torcidos y acciones injustas son consideradas denigrantes e inhumanas.

Amor y Benevolencia eran virtudes supremas y actos dignos de un príncipe.

Los samuráis seguían una ceremonia específica cada día de su vida, así como en la guerra.

Sinceridad y Honestidad eran tan valoradas como sus vidas.

Bushi no ichi-gon o “Palabra del Samurai” trasciende un pacto de confianza y completa fe. Con dichos pactos no había necesidad de dejar ninguna constancia por escrito.

El samurai también necesitaba un completo autocontrol y estoicismo para ser honrosos. No mostraba signos de dolor o alegría. Soporta todo interiormente, nada de gemidos ni lloros. Siempre muestra un comportamiento sereno y calmado y una compostura mental que hacía que ninguna pasión de ningún tipo se interpusiese. El era un verdadero y completo guerrero.

Los factores que dieron lugar al Bushido son pocos y simples. Así de simple, el Bushido creó un modo de vida para mantener a una nación a través de sus tiempos más problemáticos, a través de guerras civiles, de desesperación e incertidumbre.

“El conjunto de las naturalezas poco sofisticadas de nuestros ancestros guerreros derivaron en un alimento para sus espíritus desde una madeja de enseñanzas fragmentadas y vulgares, recogidas como si fueran caminos desviados de antiguos conocimientos y, estimulados por las demandas de una era que formó, a partir de todos esos esquejes, un nuevo y único modo de vida.”

 Algunos comentarios de Mirumoto Jinto, Rikugunshokan del Clan Dragón, sobre el código del Bushido

Sobre el VALOR: “El camino del valiente no sigue los pasos de la estupidez”.

Sobre la LEALTAD: “Un perro sin amo vagabundea libremente. El halcón de un Daimyo (Señor Feudal) vuela más alto. Sólo hay una lealtad superior a la del samurai hacia su Daimyo; la del Daimyo hacia sus súbditos”.

Sobre el RESPETO: “Un alma sin respeto, es una morada en ruinas. Debe ser demolida para construir una nueva”.

Sobre la EXCELENCIA: “La perfección es una montaña inescalable que debe ser escalada a diario”.

Sobre la VENGANZA: “La ofensa es como un buen Haiku (breve poema en japonés de tres versos); puede ignorarse, desconocerse, perdonarse o borrarse, pero nunca puede ser olvidada.

El samurai y su uso del Bushido

En Japón, la clase guerrera era conocida como Samurai, también llamada Bushi. Formaron una clase durante los siglos IX y XII. Emergieron de las provincias de Japón para convertirse en la clase gobernante, hasta su declive y total abolición en 1876, durante la era Meiji.

Los samuráis eran luchadores, expertos en artes marciales. Tenían una notable habilidad con el arco y la espada, además de ser buenos jinetes. Vivían siguiendo el Bushido, era su modo de vida. La lealtad total era para su Emperador y su Daimyo. Eran honestos y de total confianza. Vivían vidas modestas, sin intereses en las riquezas y cosas materiales, pero con gran interés en el orgullo y el honor. Hombres de valor verdadero. Los samuráis no temían a la muerte, entablarían batallas sin importarles cuáles fueran las dificultades. Morir en la guerra reportaría honor a su familia y a su señor.

Los samuráis preferían luchar solos, uno contra otro. En la batalla invocarían el nombre de su familia, rango y hazañas. Entonces buscaría a uno de similar rango para enfrentarse en la batalla. Cuando el samurai acababa con su oponente, le decapitaría para retornar con las cabezas de sus oponentes vencidos que acreditan así su victoria, tras la batalla. Las cabezas de los generales y los de alto rango eran transportadas de vuelta a la capital y mostradas en celebraciones y demás.

Para un samurai derrotado, la única salida era la muerte o suicidio ritual o seppuku.

Seppuku, también conocido como Hara-Kiri, es cuando un samurai se saca literalmente las entrañas. Tras ese acto, otro samurai, usualmente un amigo o pariente le corta la cabeza.

Esta forma de suicidio era realizada bajo diferentes circunstancias:

Para evitar la captura en batalla, la cual no se consideraba deshonrosa ni degradante, pero sí de mala política.

Para expiar algún acto indigno o fechoría.

Y una muy interesante, para advertir a su señor; podemos ver con ello el grado de lealtad que prestaban.

El acto de matarse antes de traer deshonor y desgracia al nombre de su familia y de su señor era considerado como acto de verdadero honor.

Los samuráis eran la clase dominante durante el 1400 y el 1500. En 1600 fue el tiempo de la unificación, las luchas en Japón habían cesado. Avanzado en final de la era Tokugawa, a finales del 1700, Japón comenzó a moverse hacia una vida más modernizada, más “occidental”. Los samuráis y su modo de vida fueron oficialmente abolidos entorno al año 1870. No había necesidad para los hombres luchadores, para los guerreros, para los samuráis.

Pero no fueron olvidados por completo; quizás, debido a que son sus hazañas las que siguen recordando la fiereza que hoy en día se debe de tener para vivir y conseguir lo que quieres, pero siempre de una manera honrosa, justa y digna. Fueron sus formas de afrontar las batallas las que hoy en día nos inspiran para ganar nuestras pequeñas batallas del día a día e las que nos rodea la traición, el engaño y la mezquindad, cosas que desagradan y a veces nos obligan, pero que se demostró que se podían vencer.

Hoy en día, el Bushido no se ha perdido por completo, gracias a aquellos que, pese a la abolición del modo de vida de los samuráis, vieron una vida modesta, honesta y correcta en el Bushido, y continuaron sus enseñanzas de generación en generación; el Bushido se presenta como el código a seguir en varias artes marciales, una de ellas es el Kendo, en Kumamoto.

David Padial Zamorano